En
Tchaikovsky sobresalen sus ballets "El cascanueces", "El lago de
los cisnes", "La bella durmiente" y "La cenicienta".
También están sus óperas y sus seis sinfonías, siendo la más conocida la
última, llamada "Patética".
Confieso
que suelo escribir mis artículos o relatos teniendo como fondo musical las melodías
de este insigne músico, especialmente el "Vals de las Flores" del
"El Cascanueces" y la danza "La bella durmiente".
Escuchar
y meditar en "La bella durmiente" es como "escuchar"
literalmente la corriente de las aguas y el sonido que emiten los violines,
violas y chelos nos transporta a la Rusia monárquica, aquella de los zares.
Viene a mi mente Catalina y Nicolás II.
En
su ópera "La reina de picas" suele destacarse el dueto entre
"Lisa y Polina`s" con esa introducción que me recuerda mis años
infantiles.
Precisamente,
su última sinfonía, llamada "Patética" es una fusión de lentitud,
alegría, melancolía y recuerdos. Solía escuchar por años el programa
"Galería de la música célebre" que Yolanda Parodi dirigía en Radio
del Pacífico todos los días, de lunes a viernes a las 4 de la tarde. Eran mis
años de adolescente. Debo confesar que añoro esos días.
De
todos sus ballets, prefiero "El cascanueces" por "El príncipe y
el hada de azúcar", "El vals de las flores", "La danza del
hada dulce o de azúcar" y "Tarantella".
Algo
que rescato del "Vals de las flores" es que era la cortina musical de
un programa infantil de cuentos que solía escuchar en Radio La Crónica en la
década de los 70 que se llamaba "La tía Natacha".
Cuando
recuerdo a Tchaikovsky simplemente simplemente viene a mi mente, “La tía Natacha",
"Galería de la música célebre" y otras melodías de mi infancia y
adolescencia. (CSM)
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